5.7.14

preocu qué? cuan? dón?

Cantaba Pedro Guerra y le hacíamos las coros el resto, que la lluvia nunca vuelve hacia arriba. Que caía, rebotaba si acaso y lo más grave que podía pasar era que nos salpicase los tobillos. Y con 20 años, tener los tobillos mojados no entraba en ningún concepto de gravedad conocido.
La gravedad aumenta con el paso del tiempo.

Nacemos con un inmenso déficit en preocupaciones que llega a cero el día en que te das cuenta que no eres capaz de solucionar un problema por ti mismo. A partir de ahí, el cajón de tu cerebro donde guardas el nivel de gravedad de las cosas se abre con más asiduidad ; para poder catalogar, de forma rápida y fácil, la preocupación con la que has de afrontar los problemas.

Y así crecemos rodeándonos de maneras para borrar preocupaciones. Unas se ofrecen en forma de paraísos eterno-terrenales a cambio de fe. Otras se ponen el traje de lógicas y te piden adoptar el pragmatismo como mandamiento único, eliminando los sueños del menú del día.  Las hay que niegan la mayor, la menor, la del medio e incluso hay quien se despreocupa poniéndose de rodillas en Magaluf y aceptando copas a cambio de lametazos.

Preocuparse se pone de moda cada mañana si no eres capaz de vacunarte,  de cavar a tu alrededor zanjas en las que puedan caer las amenazas antes de llegar, a tus ojos primero, a tu cerebro de paso intermedio y a tu corazón por fin; para estallar y reventarlo.

        Pico y pala pues para empezar a profundizar. Nada de tiritas pa' un corazón partío mientras ves tu propio rastro de sangre al caminar.  

30.6.14

mi miedo sale a decirte hola

No hay nada más creado por la Naturaleza que el miedo. Igual que la evolución desde que no éramos casi nada nos modeló hasta lo que hoy vemos en un espejo, como peaje nos inoculó un sentimiento que ha anidado en alguna parte de nuestra cabeza y que, en función de lo que le dejemos, guía y dirige sentimientos, actitudes y comportamientos.

En ocasiones se erige, sin que haya mediado imposición alguna, como Rey de tu día, de tu vida incluso. Filtrando por su inmensa red tejida en tu cerebro tu presente y de ahí tu futuro. Sólo es débil con el pasado; porque ahí ya eres poseedor máximo de las experiencias, de las consecuencias, de lo pasado que pasado está para bien, mal o regular.

El miedo es el peor compañero de vida que puedas elegir. Pero no lo eliges. Ya es tuyo; desde que la razón toma tu cerebro, le prepara una cómoda habitación y lo lleva de la mano para que se ponga cómodo y disfrute desde posiciones privilegiadas de todo lo que haces, sientes o piensas. Y no es fácil bajarle la persiana para evitar que desde la atalaya de tu cabeza se ría enviándote angustias. El miedo es cabrón e irracional por naturaleza y adoptará mil camaleónicas poses para encantarte serpientes de nuevo y conseguir que lo saques a bailar.

Hoy tengo miedo. Supongo que ha conseguido abrir la ventana que mi tranquilidad diaria le cierra cada mañana y está paseando por mi cabeza acojonando al resto de pensamientos. Persiguiendo a la razón, poniéndole zancadillas al sentido común y alterando la circulación habitual que me mantiene de pie mirando al frente.

Mi miedo sale a decirte hola.

25.6.14

a un tercio de pleno pulmón


Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón, peleando con la nicotina que se ha ido almacenando hora tras hora, baile tras baile, copa tras copa
tras baile tras...
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón en el medio de una calle que no es la tuya, olvidando, cómo solo se olvida a las cinco de la mañana que todas esas ventanitas que te rodean son de humanos
dormilones.
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón, aunque en realidad es a un tercio porque el otro está peleando por toser y el que queda se ha ido en la canción anterior.
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón con un amigo a un lado, otro, tres pasos por delante mirando hacia ti y dos o tres más, detrás, de amigos escoba
dispuestos a recoger los restos.
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón delante de nadie, con pajitas o vasos de tubo que salen del bar escondidos bajo la chaqueta, haciendo de micros y con aplausos de nadie.
Con nadie que pida bises
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón han hecho ya el viaje de los oídos al corazón. Y no se han perdido
como hacen muchas
Sólo las canciones que has cantado a pleno pulmón han golpeado al estómago cortando la respiración.
En realidad no hay canciones que hayas cantado a pleno pulmón.

Hay una canción. 



23.6.14

ésta . O de la capacidad de los humanos para engañarnos a nosotros mismos

       




   Si ese barco de nubes blancas que hoy navegaba sobre un blanco mar hecho de sus mismas blancas nubes existiese de verdad. Y pudiésemos refugiarnos aquí arriba de las tormentas que sufrís por ahí abajo. Y pudiésemos quedarnos a vivir de crucero en crucero atracando en muelles hechos de cirros, de cúmulos, de estratos. Con la atmósfera de cúpula transparente y la única amenaza de unos rayos UVA despistados a los que habría que esquivar con sensuales movimientos ; que aprenderíais en el breve cursillo que os darían los ya iniciados a los que decidierais dar el salto y no caer de nuevo en vuestro metro cuadrado de espacio vital, ahí abajo en la Tierra

       Si todo eso pasara no habría triunfado el anuncio de compresas que nos retó a imaginar cómo huelen las nubes. Porque viviríamos en ellas y merendaríamos pan con queso de untar sentados al lado de un Señor con barba y túnica blanca al que cariñosamente llamaríamos Dios. Pero cuando giró la ruleta de la evolución, a los humanos no nos tocaron las alas. Así que de vivir en las nubes, nada. Lo máximo estar en ellas un ratito para obviar y olvidar lo duro que es este suelo que nos tocó pisar. En el que este fin de semana a un servidor le tocó disfrutar rodeado de amigos periodistas y periodistas sin más. Y de amigos.

        Y en un entorno tan proclive a comentarios llenos de verdad triunfó como estrella de la noche el tan manido: pero saldremos de ésta. Sin situar a "ésta". Sin necesidad de llamarle crisis, o estafa o recesión, o frenada. Ni ná. Ésta se erigió como la palabra clave. Pronunciada con rabia, pena, agobio, cabreo. Como quien quiere gritar mierda pero le sale ésta.

Y nos conjuramos todos para salir de ésta.

        Y a la mañana siguiente, en un corto pero productivo paseo con uno de mis referentes periodísticos, que no peina canas porque prefiere ponerlas al viento para que le despeine la pura y dura realidad, me preguntó: qué tal anoche? Y yo le conté como nos habíamos recreado en la disección de ésta y en los lamentos que habíamos tomado unos de otros mezclándolos con los canapés.
Y Antonio siguió caminando. Y apuntó como quien no quiere la cosa : Ya hemos salido de ésta.

Ya hemos salido de ésta. Donde estamos es dónde nos quisieron, quisimos o nos dejamos poner.


          No he parado de pensar en esas dos frases. Y en los que todavía ven luz al final del túnel ; abre los ojos porque nos han cambiado las bombillas. Y no es cosa de entornar los ojos esperando que vuelva un radiante sol que nos ciegue de nuevo. Ésta ya pasó. Fue rápida, dura y efectiva. La crisis es el peaje que hemos pagado para circular por la autopista del lo veo, lo quiero. Ahora vives, vivo, vivimos en un área de servicio, viendo pasar una vida. Y aunque parezca extraño, difícil o hasta ilegal soy de los que creo que para seguir ruta hay que salir de nuevo a la carretera. Aunque sea sin coche. Tus piernas son las únicas que no te llevarán en dirección contraria. Porque las mueves tú

21.6.14

Sí quiero, pero no contigo.



Una boda en la que no te casas tú es el mayor ejercicio de funambulismo social al que te puedes enfrentar. Rodeado de amigos de verdad, de mentira y de absolutos desconocidos con los que no te habías cruzado en la vida es un cruel y esperanzador canto a la diversidad amorosa filtrado por la barra libre que acelera, según pasan las horas, todo tipo de comentarios hablados, pensados y en la punta de la lengua.

Casarte delante de un Dios, de un Juez, Alcalde o Amigo con fluidez de palabra te desnuda. Y envolvemos esa desnudez con trajes, corbatas y tacones que se saludan entre ellos, acostumbrados ya, más que los humanos que los llevamos ,a gozar de nuestro ritual de apareamiento social, de nuestra domesticación del amor, de nuestra obsesión por la riqueza y la pobreza, de nuestro miedo a la salud y a la enfermedad. Proclamando a los dos, tres o cuatro vientos que soplen ese día nuestra confianza en la muerte que nos separará.
Casarse, casarte es la cosa más bonita que hay. Si lo bonito o la bonita quiere. Si consigue así esconder al feo o la fea cosa que te dice que no. Que si quiere, pero no contigo. 

20.6.14

y volver...

y volver, volver, volver. Pero no con la frente marchita. La cabeza alta es la única forma de no acabar mordiendo el polvo. Que todos sabemos lo feo que queda eso.