23.6.14

ésta . O de la capacidad de los humanos para engañarnos a nosotros mismos

       




   Si ese barco de nubes blancas que hoy navegaba sobre un blanco mar hecho de sus mismas blancas nubes existiese de verdad. Y pudiésemos refugiarnos aquí arriba de las tormentas que sufrís por ahí abajo. Y pudiésemos quedarnos a vivir de crucero en crucero atracando en muelles hechos de cirros, de cúmulos, de estratos. Con la atmósfera de cúpula transparente y la única amenaza de unos rayos UVA despistados a los que habría que esquivar con sensuales movimientos ; que aprenderíais en el breve cursillo que os darían los ya iniciados a los que decidierais dar el salto y no caer de nuevo en vuestro metro cuadrado de espacio vital, ahí abajo en la Tierra

       Si todo eso pasara no habría triunfado el anuncio de compresas que nos retó a imaginar cómo huelen las nubes. Porque viviríamos en ellas y merendaríamos pan con queso de untar sentados al lado de un Señor con barba y túnica blanca al que cariñosamente llamaríamos Dios. Pero cuando giró la ruleta de la evolución, a los humanos no nos tocaron las alas. Así que de vivir en las nubes, nada. Lo máximo estar en ellas un ratito para obviar y olvidar lo duro que es este suelo que nos tocó pisar. En el que este fin de semana a un servidor le tocó disfrutar rodeado de amigos periodistas y periodistas sin más. Y de amigos.

        Y en un entorno tan proclive a comentarios llenos de verdad triunfó como estrella de la noche el tan manido: pero saldremos de ésta. Sin situar a "ésta". Sin necesidad de llamarle crisis, o estafa o recesión, o frenada. Ni ná. Ésta se erigió como la palabra clave. Pronunciada con rabia, pena, agobio, cabreo. Como quien quiere gritar mierda pero le sale ésta.

Y nos conjuramos todos para salir de ésta.

        Y a la mañana siguiente, en un corto pero productivo paseo con uno de mis referentes periodísticos, que no peina canas porque prefiere ponerlas al viento para que le despeine la pura y dura realidad, me preguntó: qué tal anoche? Y yo le conté como nos habíamos recreado en la disección de ésta y en los lamentos que habíamos tomado unos de otros mezclándolos con los canapés.
Y Antonio siguió caminando. Y apuntó como quien no quiere la cosa : Ya hemos salido de ésta.

Ya hemos salido de ésta. Donde estamos es dónde nos quisieron, quisimos o nos dejamos poner.


          No he parado de pensar en esas dos frases. Y en los que todavía ven luz al final del túnel ; abre los ojos porque nos han cambiado las bombillas. Y no es cosa de entornar los ojos esperando que vuelva un radiante sol que nos ciegue de nuevo. Ésta ya pasó. Fue rápida, dura y efectiva. La crisis es el peaje que hemos pagado para circular por la autopista del lo veo, lo quiero. Ahora vives, vivo, vivimos en un área de servicio, viendo pasar una vida. Y aunque parezca extraño, difícil o hasta ilegal soy de los que creo que para seguir ruta hay que salir de nuevo a la carretera. Aunque sea sin coche. Tus piernas son las únicas que no te llevarán en dirección contraria. Porque las mueves tú

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena reflexión. A veces me da la sensación de que nos escudamos en la crisis para no asumir riesgos al perseguir nuestros sueños...triste

Susana dijo...

"Ésta" o como la queramos llamar, se ha llevado muchos sueños e ilusiones por delante y eso es muy triste, pero todavía es más triste encerrarse en una burbuja y dejar pasar oportunidades que nos pueden abrir los ojos a un nuevo amanecer. A usar las piernas se ha dicho! ; )